23 Abr SAN JORGE Y ZARAGOZA DURANTE LA EDAD MEDIA Y EL SIGLO XVI
Inicios de la devoción de San Jorge en Aragón
La devoción a San Jorge en Aragón comenzó a difundirse a partir del siglo XII con el regreso de los caballeros cruzados a Occidente. Vemos asociado el culto de este santo con dos reyes guerreros, Pedro II y Jaime I. El primero fue gran devoto del santo y creó en Alfama una cofradía de San Jorge para caballeros en 1201. Jaime I recoge en su crónica dos apariciones milagrosas del santo ayudando en sendas batallas al ejército aragonés: durante la conquista de Mallorca en 1229 y en la batalla del Puig de Enesa en Valencia en 1239. En 1263, el mismo rey instauraba en Teruel una cofradía de caballeros de San Jorge.
Aunque es posible que ya desde los siglos XI-XII se usara la cruz de San Jorge como distintivo de cruzada en Aragón y como emblema de la Orden de San Jorge de Alfama, este símbolo no aparece asociado a los reyes aragoneses hasta finales del siglo XIII, concretamente en un sello real de Pedro III (en 1281), que incluye las cuatro cabezas de sarracenos. En cualquier caso, no fue un símbolo de la monarquía o del soberano sino más bien de la caballería del reino y del propio Reino de Aragón (especialmente desde el siglo XIV).
En el ábside románico de la Seo de Zaragoza (s. XII) hay una imagen de un soldado luchando contra un dragón, que ha sido propuesta con muchas dudas como una de las primeras representaciones de San Jorge en Aragón.
Las cofradías nobiliarias y la expansión de la devoción a San Jorge
A partir del siglo XIII, los infanzones aragoneses se agruparon en cofradías nobiliarias para defender sus intereses de clase, especialmente frente a la burguesía, a la que disputaban el poder ciudadano. Estas cofradías se establecían bajo la advocación de un santo, que solía ser San Jorge, como sucedió en Zaragoza y en otras poblaciones (Alcañiz, Calatayud, Huesca, Taraona, Teruel, …), aunque otras se encomendaron a Santiago o a otros santos.
En un momento indeterminado, probablemente en el siglo XIII, fue creado el Capitol de Cavalleros e Infançones de la Ciudat de Çaragoça. El documento más antiguo que hace referencia a él data del 28 de marzo de 1291. Es un compromiso de cooperación suscrito entre el capitol y los procuradores de varios gremios de artesanos de la ciudad. En 1440 se constata documentalmente la colaboración de los infanzones de la ciudad en el enfrentamiento de ésta contra las aldeas de la Comunidad de Daroca y los vecinos de Cariñena. Los miembros del Capitol debían acreditar su condición de caballeros, nobles o infanzones.
El 12 de diciembre de 1457, el Capitol creó una Cofradía de Justadores, bajo el patrocinio de San Jorge. Su finalidad era la celebración de justas y torneos para solemnizar los grandes acontecimientos de los reyes de Aragón (coronaciones, bodas, …) y fomentar entre los caballeros el ejercicio y destreza de las armas. Sus miembros debían asistir el día de San Jorge a los oficios celebrados en la Aljafería llevando un cirio blanco en el que figuraba la cruz del santo. Con el tiempo, dado su éxito, esta Cofradía de Justadores llegó a absorber al Capitol que le dio origen.
A través de la documentación se ha constatado que los capítulos o reuniones tanto del Capitol como de la posterior Cofradía se celebraban en el palacio de la Aljafería, donde tenían su sede, en la sala o capilla del Señor San Jorge.
En 1461, Juan II ordenó que San Jorge fuera fiesta oficial del reino de Aragón junto a la Virgen María (ya se había hecho en Mallorca y Cataluña), con lo cual se hacía oficial el patronazgo de San Jorge en Aragón. En cualquier caso, no existe constancia de que la festividad de San Jorge llegara a popularizarse; la conmemoración de su patronazgo debió de limitarse a actos institucionales con participación tan solo de altos cargos de organismos de gobierno y miembros de la nobleza. Ello se debe al hecho de que San Jorge, en los primeros siglos de la difusión de su culto en España, fue objeto de la devoción del estamento nobiliario y caballeresco, no del popular. De ahí también el hecho de que sean escasas las iglesias y capillas dedicadas al santo durante la Edad Media en Aragón.
Pedro IV, devoto de San Jorge
Pedro IV (1336-1387) fue un gran devoto de San Jorge. Se puede decir que durante su reinado se generalizó la devoción al santo en la Corona de Aragón. A él se debe la adopción de los símbolos del santo en la estética de sus ejércitos (la cruz roja de San Jorge fue representada tanto en los arneses de hombres y caballos como en algunos pendones que portaban sus huestes). Y en su crónica dice que el santo «fue siempre y es abogado de las batallas de la Casa de Aragón». Además, llamó a San Jorge en un documento “áncora de su esperanza”. En 1354 envió a Grecia a su familiar Francisco Colomer para obtener la cabeza del santo guardada en Livadia pero no la consiguió. No obstante, la reina María de Chipre envió al rey aragonés una reliquia del brazo de San Jorge (que fue depositada en el palacio mayor de Barcelona en 1377), pues había llegado a sus oídos la «gran devoción» que tenía en el santo.
Sabemos también que en época de Pedro IV ya se celebraba como día festivo el día de San Jorge, es decir, el 23 de abril, al menos por parte del estamento nobiliario, como demuestra el hecho de que en el año 1367, las sesiones de las Cortes de Zaragoza no fueron celebradas ese día porque “el senyor rey con sus cavalleros faian fiest de senyor Sant George”.
La capilla de San Jorge en la Aljafería
Otra prueba de la devoción de Pedro IV por San Jorge está en la construcción de la capilla de San Jorge de la Aljafería. Las obras comenzarían hacia 1358. A principios de 1361, el rey comunicaba al director de las obras del palacio, Blasco Aznárez de Borau, que en breve sería enviado un retablo dedicado a San Jorge que debía ser instalado en la Capilla de la Reina, que había de ser dedicada a San Jorge; por tanto, se debía preparar el altar para colocar el retablo y hacer puertas y cerradura del templo. La construcción y la preparación de éste continuaron en 1361 y 1362, a juzgar por la inversión de dinero en obras y la adquisición de libros y ornamentos litúrgicos. La inauguración se produjo en 1361.
La capilla de San Jorge ocupó en el palacio real el espacio situado en el costado sur del patio central, sustituyendo a su vez a una sala y dos alcobas laterales del edificio musulmán. Ahora, en ese espacio, se encuentra el llamado Salón San Jorge, cuyas dimensiones coinciden básicamente con las de la citada capilla, salvo por el hecho de que ésta se prolongaba por el lado occidental unos metros más allá del actual muro de cierre. Se conservan solo los dos muros largos, de los cuales el meridional coincide con la muralla de ese costado del palacio.
Sabemos cómo era la capilla gracias a las descripciones y los planos de los siglos XVIII y XIX (cuando la Aljafería era un cuartel), destacando la descripción de Paulino Savirón (funcionario de la Comisión Provincial de Monumentos y luego del Museo Arqueológico Nacional). Era un espacio rectangular, dispuesto en sentido oeste-este, cuyas medidas eran 25 x 7,30 m según Savirón. Se orientaba hacia el este y se dividía en cuatro tramos mediante tres arcos apuntados; los dos tramos centrales tenían bóveda de crucería simple pero en los tramos de los extremos la zona alta de los muros de cierre se achaflanaba dando lugar a trompas de las que arrancaban los nervios, lo que hacía que la terminación fuera poligonal en altura en cada extremidad. Según Savirón, los nervios arrancaban de ménsulas “blasonadas”, situadas a la altura de un baquetón que recorría la pared.
El 23 de abril de 1393 se celebró en la Aljafería una solemne fiesta dedicada a San Jorge: al palacio fueron llevados los órganos de la iglesia de San Francisco y quizá colocados en esta capilla. Quizá también en ella se instalara el santo cáliz mandado traer al palacio por Martín I desde el monasterio de San Juan de la Peña en 1399. Cuando la Aljafería tuvo función de cuartel en los siglos XVIII y XIX, la capilla se convirtió en almacén de pólvora y artillería, sufriendo notables reformas hasta su destrucción en 1867.
San Jorge en los retablos mayores de la Seo y del Pilar
San Jorge no conserva en Zaragoza ningún retablo dedicado a él como santo principal pero su figura está presente en otros retablos, como los dos más importantes de la ciudad: el del Pilar y el de la Seo.
En el retablo de la Seo (Hans Piet de Ansó, 1473-1475), San Jorge se encuentra entre las esculturas de santos que se van distribuyendo a lo largo de la zona alta, en concreto en la calle derecha. El santo está de pie; viste armadura completa pero sin yelmo; porta escudo con la cruz de San Jorge y lanza, con la que mata al dragón, que aparece entre sus piernas. En el retablo mayor de la basílica del Pilar (Damián Forment, 1509) aparece una figura de San Jorge, muy parecida a la anterior, en la calle izquierda, muy cerca del óculo.
El siglo XVI: la Cofradía de Caballeros e Infanzones y su sede en el palacio de la Diputación del Reino
El Capítulo de Caballeros e Infanzones de la Ciudad de Zaragoza solicitó al rey Fernando II la confirmación de sus ordinaciones, con el deseo de constituir una Cofradía de Caballeros e Infanzones, bajo el patrocinio de San Jorge. El rey confirmó dichas ordinaciones en mayo de 1505 y quedó constituida la Cofadría de Cavalleros e Infançones de la Ciudat de Çaragoça, vulgarmente conocida como Cofradía de San Jorge o de los Caballeros de San Jorge, que en 1819 fue elevada por Fernando VII al rango de Real Maestranza de Caballería. Su sede está actualmente en el antiguo palacio de Miguel Donlope, en el barrio de la Seo de Zaragoza.
La nueva sede corporativa de la Cofradía de Caballeros e Infanzones (creada en 1505) se ubicó en el palacio de la Diputación del Reino, en la llamada sala de Cortes o Real, también conocida como de San Jorge, dado que la estancia era presidida por la imagen en alabastro de San Jorge, ecuestre y en actitud de herir al dragón, obra del escultor navarro Juan de Anchieta; esta imagen fue colocada a fines del siglo XVI. En esta sala serían celebrados los capítulos de los Caballeros de San Jorge hasta 1809, fecha en que el palacio fue destruido. Dicha sala albergaba también la galería de retratos de los Reyes de Aragón, colocados en 1587.
La capilla y altar en honor de San Jorge en las casas de la Diputación del reino de Zaragoza se autorizó en 1500. Allí había un retablo de Jerónimo Vicente (1502), con una efigie del santo en uno de sus cuerpos laterales.
Los Cofrades de San Jorge obtuvieron como distintivo el uso de una bandera o pendón con la eficie de San Jorge ornada con los cordones reales. En las ordinaciones de 1505 se facultaba a los cofrades a celebrar procesiones, sufragios, inhumaciones y otras atenciones espirituales para con sus miembros; además, tenían la obligación de celebrar anualmente varias justas o torneos.
En 1568, Felipe II prohibió a los Nobles (señores de titulo) pertenecer a la Cofradía, lo que motivó su participación en contra del rey en los sucesos motivados por la huida de Antonio Pérez. En 1627, Felipe IV levantó la regia prohibición.
Como anteriormente se dijo, las celebraciones de la festividad de San Jorge no debieron de extenderse demasiado entre el pueblo. Pero existe una excepción: las justas y torneos que se realizaban ese día, que tuvieron gran resonancia durante los siglos XVI y XVII, tal y como se refleja en el Quijote.
El repostero de la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza
La primera representación en tela de San Jorge en Aragón es el repostero de finales del siglo XV e inicios del siglo XVI del desaparecido Palacio de la Diputación del Reino que hoy se puede ver, rehabilitado, en la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza. Muestra a San Jorge matando al dragón con su espada. La Cofradía de San Jorge pudo adquirir el repostero para usarlo como retablo. Probablemente se situó en la Capilla de San Jorge del palacio de la Diputación del Reino. No se trata de un tapiz (realizado con la técnica de la urdimbre) sino de un repostero, pues está formado por telas cosidas una encima de otra.
San Jorge y el Justicia de Aragón. El retablo de la Cárcel de los Manifestados de Zaragoza
Cuando en 1591 Felipe II invadió Aragón con motivo de los sucesos de Antonio Pérez, el Justicia Juan V de Lanuza enarboló una bandera con la Cruz de San Jorge. Esta enseña no representaba al reino aragonés; el Justicia la llevaba porque, por fuero, debía ser un caballero, de modo que llevaba el pendón del estamento al que pertenecía. Pero además, según Fatás, la Cruz de San Jorge representaba en ese momento el espíritu de la resistencia jurídica aragonesa frente al rey.
Una bella imagen de San Jorge a caballo matando al dragón con una lanza aparece en el retablo de la Cárcel de los Manifestados de Zaragoza, que se conserva en el Museo Provincial de Bellas Artes de Zaragoza y procede de la capilla de la cárcel de la Diputación General del Reino. Fue pintado por Jerónimo Cósida hacia 1569-1572. Presidido por la imagen de la Virgen con el Niño, presenta a los lados las representaciones de San Jorge y Santa Engracia; debajo hay escenas de la Pasión y el remate superior muestra el Calvario. En el basamento están los símbolos del Reino de Aragón: el Señal Real, la Cruz de Íñigo Arista y la Cruz de San Jorge con las cuatro cabezas de moros.
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