17 Jul REAL CAPILLA DE SANTA ISABEL
La iglesia de Santa Isabel de Zaragoza está dedicada a Santa Isabel de Portugal (1271-1336), infanta de Aragón (hija de Pedro III) nacida en Zaragoza que fue reina de Portugal al casar con el rey portugués don Dionís. Fue canonizada en 1625 y es la patrona de la Diputación de Zaragoza, institución que posee la iglesia desde 1842.
Las obras de la iglesia comienzan en 1680 como un proyecto común de la orden de los Teatinos, que poseía el terreno, y la Diputación General del Reino de Aragón, que deseaba dedicar una iglesia a la citada santa.
La fachada, de estilo churrigueresco, se realizó entre 1680 y 1690, aunando esculturas de los santos de la orden teatina (San Cayetano de Thiene y San Andrés Avelino), de Santa Isabel y los símbolos del escudo de Aragón. Presenta además una compleja ornamentación a base de una extensa gama de motivos que hacen de ella un ejemplar de estilo churrigueresco. Se combinan muy diversos materiales: alabastro, mármol negro, ladrillo y yeso dorado (imágenes de los santos).
Estructuralmente, la iglesia es de planta de cruz griega inscrita en un cuadrado, al que se añade un cuerpo con ábside poligonal para el presbiterio y otro cuerpo en la zona del ingreso. Quedan determinadas tres naves, igualando las laterales a la central; en el centro hay una cúpula. El espacio resulta diáfano y bien iluminado por ventanales y linternas.
El retablo mayor está atribuido a José Ramírez de Arellano y su taller, siendo de mediados del siglo XVIII, aunque reaprovecha una imagen anterior de la santa titular. Aparecen también las imágenes de San Fernando rey de España, Santa Bárbara y San Jorge. Es un retablo de tipo exento, construido en mármoles.
En la zona del presbiterio, a ambos lados, hay interesantes tribunas de madera decoradas al gusto rococó (mediados del siglo XVIII).
También en la zona del presbiterio, a la izquierda, hay colgada de la pared una arqueta que guarda los restos del justicia de Aragón don Juan de Lanuza, ejecutado por Felipe II en 1591 al liderar la revuelta que acabó con la huida de Antonio Pérez. Un medallón conmemorativo señala su colocación en 1914.
En lo referente a las capillas, la mayor parte presentan retablos y esculturas del siglo XVIII pero hay algunas obras anteriores y otras posteriores. La escultura más antigua podría ser la del Cristo de la Cama, rescatada del Convento de San Francisco durante los Sitios, que podría datar del siglo XV; del siglo XVI (renacentista) es la imagen de la Virgen Niña con San Joaquín de la capilla de San Joaquín; la imagen de San José con el Niño (retablo de San José) es del siglo XVII pero se inserta en un retablo de mediados del siglo XVIII.
La mayor parte de los retablos corresponden al siglo XVIII y están realizados en estilo barroco, en general dentro de lo que se llama churrigueresco; pero solo tres de ellos muestran todos sus elementos de ese siglo: el de la Inmaculada Concepción, el de San Andrés Avelino y el de Nuestra Señora de la Agonía. El de San José, como se ha visto, posee una imagen del santo titular anterior.
Los retablos de San Cayetano y de la Piedad son también del siglo XVIII pero el primero posee una imagen del titular del siglo XX y el segundo muestra el grupo de la Piedad del siglo XIX.
La Capilla de la Hermandad de la Sangre de Cristo tiene retablo neoclásico de Matías Ayerdi (1818) que contiene la urna con la imagen del Cristo de la cama, Nuestra Señora de los Dolores, Cristo atado a la columna, el Ecce Homo y ángeles e inscripciones. La Hermandad de la Sangre de Cristo tuvo su sede en el convento de San Francisco pero, al ser destruido éste en el segundo sitio francés (1809), se trasladó a la iglesia de Santa Isabel. Desde el siglo XVII se dedica a la recogida de cadáveres y organiza el Santo Entierro, cuyo único paso superviviente es el del Cristo de la Cama.
Algunas obras corresponden ya al siglo XX. La Capilla de San Joaquín, además de la talla renacentista antes citada, presenta otras ya modernas (la Virgen Niña con san Joaquín, la Virgen de la Cabeza y San Pascual Bailón). El Grupo del Calvario es de Félix Burriel (1948), formando uno de los pasos procesionales de la Cofradía de las Siete Palabras. La Capilla de San Jorge es la más moderna, ofreciendo una pintura mural de San Jorge alanceando al dragón, de estilo postcubista (1963), debida a José Baqué Ximénez.
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