08 Oct CARTELES QUE CUENTAN. LA MUJER EN LA GUERRA DE ESPAÑA
La Sala Cuarto Espacio alberga actualmente una exposición titulada “Carteles que cuentan: la mujer en la guerra de España”, la cual aborda el tema del papel de las mujeres durante la Guerra Civil Española a través de los carteles de ambos bandos, especialmente el republicano. Dichos carteles forman parte del Centro Documental de la Memoria Histórica.
Durante el inicio de la contienda fue promovida en la zona republicana la iconografía de la mujer miliciana, símbolo de la revolución social y la movilización; aparecía representada con indumentaria al estilo revolucionario y con fusil, como los hombres, lo que constituía una imagen rupturista. No estaba dirigida solo a las mujeres sino también a los hombres, a los que de esta manera se incitaba para cumplir su deber como milicianos.
La imagen de la mujer miliciana duró solo hasta octubre del 36, cuando se prohibió que las mujeres fueran al frente. Desde entonces aparece solo la representación de la mujer en la retaguardia, acorde con su papel tradicional: sobre todo como madre, cuidando a los hijos, haciendo labores domésticas o tejiendo prendas de vestir para los soldados con una máquina de coser. Este rol se muestra en los carteles de los dos bandos, siendo a veces indistinguibles unos de otros si omitimos las letras; no obstante, en el bando republicano la mujer tuvo mayor dosis de libertad y relevancia social y tomó más importancia su imagen como madre combativa. A veces se muestra a la mujer como ser indefenso agredido por el enemigo (sea fascista o comunista), lo que alimenta el odio a éste y mueve a los soldados a su defensa.
Según la propaganda republicana, la mujer debía participar en el esfuerzo bélico pues lo contrario casi se vería como traición; debía asumir su responsabilidad en el llamado “frente interno”, fundamental para resistir; tenía que situarse en “las trincheras de la producción”, ocupando el lugar de los varones, tejiendo ropa, suministrando comida, etc. Los carteles animaban a las mujeres a trabajar en las fábricas o en el campo para sostener a los soldados del frente, entrando en el mundo laboral retribuido, aunque ello no les eximía de cumplir sus tareas tradicionales no retribuidas.
En el bando nacional, la mujer se limitaba a su rol de madre y asistente sanitaria. Muchas veces se le representa como religiosa que asiste a los heridos. En ambos bandos se muestra la imagen de la enfermera como ser angelical y bello que contribuye a la recuperación física y anímica de los soldados.
Esta idealización simbólica de la mujer se aprecia también en la representación de la República como una mujer bella y voluptuosa, imagen que animaría a los jóvenes a alistarse para defenderla.
En el territorio republicano, los carteles también fomentaron el desarrollo de organizaciones y actos o eventos de mujeres (campamentos, conferencia de muchachas, semana de actividades femeninas, …). Es de destacar la II Conferencia Nacional de la Asociación de Mujeres Antifascistas, que puso de manifiesto la necesidad de la participación activa de la mujer en política. Todo esto introdujo una perspectiva de género y feminista, concienciando no solo de la lucha contra el fascismo sino también contra el patriarcado de la España republicana. Durante la guerra tuvo papel fundamental Dolores Ibárruri, la Pasionaria, referente en carteles y prensa tanto desde el punto de vista iconográfico como por sus discursos y frases.
Aunque la mayor parte de la cartelería propagandística es obra de varones, hubo algunas artistas femeninas que destacaron: Manuela Ballester, Alma Tapia, Juana Francisca Rubio. Al terminar la guerra se exiliaron y pocas se siguieron dedicando al cartelismo o al dibujo.
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