La Cincomarzada

Este nombre tan peculiar en Zaragoza capital no se nos hace extraño de escuchar. Sin embargo fuera de ella es poco conocido tanto el nombre cómo el hecho que lo produjo.

Esta fiesta popular tiene su origen en un episodio bélico del siglo XIX, en el contexto de las «Guerras carlistas», que hubo varias, motivadas por la lucha entre el bando de la heredera legítima Isabel II y su tío pretendiente al Trono Carlos María Isidro de Borbón. 

Dicho episodio tuvo lugar en el año 1838 en concreto la madrugada del 4 al 5 de marzo.

Las tropas del general Juan Cabañero y Esponera, que hasta el 24 de febrero habían estado en Gandesa llegaron a las cercanías de Zaragoza la noche del 4 de marzo, con la intención de atacarla por sorpresa. La ciudad se hallaba casi desprotegida con unos 2.800 soldados de infantería y 300 de caballería.

Durante la madrugada del 5 de marzo, un destacamento asaltó la muralla abriendo una abertura para facilitar la entrada del resto de las tropas. 

Distribuidos estrategicamente por distintas zonas de la ciudad, al principio consiguieron sus objetivos, ayudados por algunos partidarios, sin apenas derramamiento de sangre. Pero finalmente fueron descubiertos y se dio la voz de alarma. Entonces se enfrentaron a la resistencia de los milicianos y de los ciudadanos que respondieron al ataque con armamento de todo tipo, desde  cuchillos a utensilios de cocina así como herramientas utilizadas en la actividad agrícola, sin olvidar aceite y agua hirviendo.

Llegado el amanecer, los combates se hicieron más intensos, no consiguiendo tomar la ciudad totalmente. Entonces parte de las tropas carlistas se refugiaron en la iglesia de San Pablo y en el cercano convento de Santa Inés, donde finalmente tuvieron que rendirse. El resto huyó o  abandonó la ciudad dejando tras de sí unos 217 muertos y 300 heridos, mientras que en el bando liberal se contaron 11 muertos y 50 heridos. 

Es poco conocido que el título de «Siempre Heroica» se le otorgó a la ciudad de Zaragoza por la Regente María Cristina en nombre de su hija Isabel II en ese mismo año. Además también la corona de laurel que sigue adornando su escudo. Dos años más tarde, en 1840 el Ayuntamiento lo declara festivo.

Durante el gobierno del general Franco, no sólo desapareció la fiesta si no que la calle con dicho título pasó a llamarse «Requeté aragonés», esto ya en 1936. Una calle muy popular que en sus 166 metros, no sólo tiene célebres negocios de hosteleria si no que conserva lo que es la estructura del antiguo Frontón de 1932 y hasta la entrada de un edificio oficial, la Diputación Provincial de Zaragoza, en su acceso más contemporáneo pues ya es del siglo XXI.

En 1977 extraoficialmente se reanudan las celebraciones populares dentro de un ambiente claramente reivindicativo en plena Transición. Ya en 1981, el desaparecido alcalde don Ramón Sainz de Varanda recupera la fiesta con carácter oficial hasta la actualidad.

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